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Emocionalidad Financiera

Empecemos por definir qué es emocionalidad: es la tendencia a dar prioridad a la emoción sobre la razón.

Durante mis años de experiencia en el mundo de las inversiones, contando lo profesional y lo académico, he analizado la literatura donde claramente se refleja que no hay una regla mágica que determine el éxito en una inversión. Dentro de la experiencia individual de los autores, con sus condiciones, características y particularidades, se describen cada una de las ideas en lo que a inversión se refiere. Pero ¿cuál es entonces la forma de hacerlo? ¿Con cuáles instrumentos? ¿En cuál mercado? ¿En cuáles títulos? ninguna de estas preguntas es respondida de manera común en la literatura analizada. Esto me lleva a tener una opinión: en el mundo de la inversión no gana el que más recursos tenga, ni el que más conocimiento técnico sepa, ni el que más estudios tenga; claro, esto sí aporta un poco al éxito, pero no lo garantiza. El factor más importante en el mundo de la inversión es el manejo y control de las EMOCIONES. Saber esperar el momento adecuado, la oportunidad que el mercado presente y saber manejar tanto las ganancias como las pérdidas.

En mi trayectoria como inversionista, he tenido más fracasos (o errores) que éxitos, no desde el punto de vista del resultado ni de la rentabilidad, sino del número de decisiones que me ha llevado al arrepentimiento por dejarme llevar por las dos emociones principales de la inversión: el MIEDO y la EUFORIA. Se ha presentado, obvio, que he perdido en algunas inversiones, pero me he quedado con la tranquilidad de haber respetado un plan, y que si me pongo un límite en tiempo o tamaño de la pérdida, no lo considero como un fracaso o como un error, porque algo debe entenderse: es imposible que se gane en todas las inversiones que se realicen.

Una recomendación que sí es muy común en el mundo de los libros de finanzas y economía es que a la hora de invertir se debe tener varias reglas (y cuantas reglas defina cada individuo está bien), pero se debe cumplir la regla número uno: CUMPLIR LAS REGLAS, para eso están. Cuando se toma la decisión de realizar una inversión, se debe tener un plan de entrada, un plan de salida, un entendimiento en el tema relacionado con el activo/mercado, entender cuáles son los factores adyacentes que tendrán influencia en el comportamiento de la inversión, asesorarse y tener cabeza fría para analizar de la mejor manera. Además de estas, habrá otras reglas que cada inversionista encontrará en su camino que lo hará respetar y seguir como así se recomienda.

Esto puede sonar muy fácil, pero a la hora de la verdad, manejar las emociones es más difícil de lo que se cree. A medida que se gana más experiencia puede suceder dos cosas: que la emoción sea más fácil sobrellevarla debido a que se gana más control, o que, por el contrario, sucesos anteriores haga que la emoción sea más difícil controlar debido al miedo de repetir los resultados de dichos sucesos.

Cuando hago un análisis de mis emociones en la inversión, he notado que controlo más fácil las pérdidas que las ganancias, me produce más emocionalidad el ver que voy positivo en una posición y me preocupa que en cualquier momento pase a estar negativa, pero no todos los inversionistas manejan igual sus emociones.

En los últimos años, hemos visto varias situaciones globales y locales que han movido los mercados financieros: guerras, crisis, política, decisiones corporativas, etc, donde hemos visto dos caras de la moneda: el que está invertido en el mercado que, como ejemplo, está en un movimiento fuertemente bajista, donde se tiene miedo y poca paciencia, y el que está afuera viendo como el momento del mercado se convierte en una oportunidad para comprar activos que a su consideración están a bajo precio y con valor.

La pandemia del covid nos enseñó que las crisis se superan, que los mercados retoman movimientos, tendencias y precios (siempre y cuando no haya otros factores externos como decisiones políticas o corporativas) y que al final el que tiene paciencia es el que gana.

Gran parte de los inversionistas en el mercado de renta fija y renta variable en Colombia no han tenido un buen 2022, más allá de mencionar las causas, quiero enfocarme en el sentimiento que, tanto personal como colectivo, he notado que ha hecho que sea cada vez más difícil superar. Inicialmente, me he visto tentado varias veces a no cumplir mi plan, dejarme llevar por el miedo o la rabia y cerrar cada una de las posiciones que tengo expuestas al país. Algo ha pasado en mí que no me ha permitido cerrar ninguna posición, es porque controlo más fácil estas pérdidas que las ganancias. Probablemente, si estuviéramos en una situación contraria, en la que el mercado cada vez estuviera subiendo, creo que hace rato hubiera cerrado las posiciones, posiblemente quedándome por fuera de la “fiesta”, pero con la tranquilidad de haber ganado.

Ahora, mencionando los mercados alcistas, aparece otro concepto en el mundo de la emocionalidad financiera: el famoso FOMO (Fear Of Missing Out), ese sentimiento incómodo, de ansiedad y estrés al ver que el mercado está subiendo y que te estás “perdiendo la fiesta” es el que te lleva a no cumplir las reglas anteriormente mencionadas, y que donde probablemente, se cometen errores importantes que llevan a la frustración y fracaso.

Concluyendo, el mercado financiero es como un casino, dónde no gana el que más va, ni el que más tiene, sino que el que tiene las emociones tan controladas que sabe cuándo parar, cuando tomar ganancias y cuándo disfrutarlas, el que se rige de ese plan y pone sus reglas claras.

Esta apropiada lectura de fin de semana que nos sirve para comprender las trampas mentales que los inversores solemos experimentar a la hora de llevar a cabo nuestras inversiones, es compartida por Mateo Gaviria a quien pueden seguir en Twitter como @FinancieroLibro.

Un abrazo,
Equipo Finxard